Las niñas y los niños tienen derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud
(Artículo 24 de la Convención sobre los Derechos de la Infancia). Esto implica el derecho a vivir en ambientes libres de humos de tabaco y emisiones de los cigarrillos electrónicos, que ponen en riesgo su salud, aumentando las enfermedades respiratorias, infecciones y problemas de desarrollo, entre otras. El riesgo aumenta en espacios interiores como los coches, donde se exponen al humo
de segunda mano (el que exhalan las personas fumadoras) y al humo de tercera mano (sustancias tóxicas que impregnan las tapicerías y demás superficies del vehículo). La única forma de evitar esos riesgos es mantener el coche siempre libre de tabaco, no fumar, ni siquiera cuando los niños y las niñas no están presentes.
Los niños y niñas tienen derecho al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad (Artículo 31. Convención de los Derechos de
la Infancia). Para que puedan disfrutar de este derecho, necesitan lugares seguros y saludables y por eso la Ley prohíbe fumar en los parques y zonas de juego infantiles.
La exposición de niños y niñas al tabaco y productos relacionados supone importantes riesgos para su salud y aumenta la probabilidad de que al llegar a la adolescencia comiencen a fumar o vapear. Es fundamental respetar sus espacios, manteniéndolos libres de humos y evitar normalizar el consumo de tabaco y otros productos relacionados.
La evidencia
científica es concluyente respecto a los riesgos que conlleva la exposición al
tabaco (de segunda, tercera y cuarta mano) y otros productos relacionados. Sin
embargo, la mayor parte de las personas seguimos expuestas, en algún grado, a
estas sustancias, siendo la población infantil la más indefensa en esta
situación. Esta circunstancia ocurre especialmente en lugares privados, como el
domicilio y los vehículos particulares, pero también en espacios públicos,
incluso en los que la Ley prohíbe fumar o vapear.



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